jueves, 7 de febrero de 2008

RE: “Lo poco gusta lo mucho cansa”

He leído este comentario, y no me ha gustado. A lo mejor no lo he entendido, porque esta afirmación puede referirse a dos aspectos diferentes.

Si se estaba refiriendo al formato del fanzine (eso de “oxigenarlo”), al hecho de distribuir los textos sobre los planos de las páginas, en párrafos, columnas, estrofas, alternar tipos de letras o fuentes, colocar en el lugar adecuado el material gráfico, etcétera; creía que de eso se encargaba Nacho. Si esto era sólo una anotación en este aspecto, creo que huelga. Nacho ha demostrado suficiente entusiasmo, compromiso y profesionalidad, como para merecer toda mi confianza; por mi parte no hay nada que discutir sobre estos detalles.

Si por el contrario, como me temo, este comentario se refiere a un aspecto más general, algo que podríamos entroncar dentro de una filosofía de vida, entonces sí que se da una divergencia fuerte en nuestras opiniones.

La causa de toda esta argumentación es la distinción entre material “duro” y material “blando”. Esta claro que esta distinción existe, y podríamos hablar de “material intelectual duro” para referirnos a todas aquellas ideas que suponen un verdadero desafío, un cuestionamiento radical de la propia existencia y por ello exigen esfuerzo. Estas son, únicamente, las ideas que pueden suponer un verdadero cambio en la inercia natural, ya sea a nivel macro-social, ya a nivel simplemente personal o de pequeño grupo. Por el contrario, las “ideas blandas” son entretenidas, cómodas, porque vienen en connivencia con todo el esquema mental previo que nos envuelve y nos reafirma en tanto parte de un todo. Son las que nos permiten “descansar”, claro, pero hay que ser muy conscientes de que al descansar no se avanza, y siendo como es el cambio un camino cuesta arriba, una cárcel dinámica en perpetuo movimiento, es muy posible que en todo momento inerte estemos retrocediendo. Me refiero, al hablar de estas “ideas blandas”, a todo lo entretenido. A todo lo que se realiza sin ningún esfuerzo. El entretenimiento hace más llevadera una vida de mierda; la reflexión puede hacernos llegar a una buena vida.

No digo que no sea necesario descansar. La fatiga es un hecho fisiológico, inherente a nuestra naturaleza animal y viva. Lo que digo es que para descansar no necesitamos nada ni a nadie, podemos descansar viendo la tele, jugando a la SEGA, durmiendo. En todas estas actividades nuestro cuerpo y nuestra mente se tornan entes pasivos que descansan, mientras algo pasa alrededor o justo enfrente. Un pensamiento duro no puede acceder a una mente humana más que desde el interior, y por ello exige actividad. El lector profundo está construyendo pensamientos que antes no existían, está interactuando con el texto para generar algo nuevo, de ahí el esfuerzo, de ahí la fatiga, de ahí el cambio y la trasformación. Todo texto de estas características tiene en el fondo un fuerte componente de función exhortativa; necesita una colaboración activa para funcionar.

Por eso considero esencialmente inútil cualquier intento de entretenimiento que nos propongamos desde Garúa. Primero, porque dado el contexto social que nos envuelve, sobran entretenimientos: por todas partes podemos contemplar destellos de televisiones, videojuegos, música efímera, fiestas, drogas, espectáculos, etcétera, que sólo intentan captar la atención de millones de espectadores que “se queden pegados al asiento”. No podremos competir con eso, si intentamos entretener a alguien con un chiste o un “poema o dato curioso”. Además, no sólo lo considero inútil sino sobre todo innecesario, contraproducente, nocivo. Si desde una plataforma crítica se proponen este tipo de “productos blandos”, es muy probable que se confundan una y otra cosa, hasta el punto de que el lector se auto-engañe pensando que está cambiando algo cuando en realidad sólo está continuando con una dinámica establecida. Esto es más frecuente de lo que parece. Y aprovecho que hayas hablado de la Vulture, y siento tener que dar mi opinión sobre Vulture... Tal cómo yo lo veo, Vulture es esencialmente un producto de consumo, exactamente del tipo del que nos referíamos antes. Es “algo que se lee en el metro” sin mayor trascendencia, que hace más ameno el viaje, y una vez acabado se puede uno desprender de él porque fue gratis, y el mes que viene habrá otro. Nada permanece. (No hablo de la producción, sino del consumo). De esta forma, fotografías, ilustraciones o poemas con vocación de trascendencia se ven arrastrados por la vida efímera y fugaz del capitalismo de consumo, agobiado por la constante preocupación por fomentar una demanda perpetua, un más y más inagotable porque, claro, siempre hay hambre si todo lo que se lee cae en saco roto.

Esto es lo que sucede cuando se confunde, y una idea dura se percibe como entretenimiento. Por eso este comentario hablaba de incluir “‘metralla literaria’ (poemas mínimos, pasajes, textos pequeños, citas, haikus, diálogos, etc.)”, como si un haiku pudiera ser algo que mirar, sonreír, y seguir leyendo. Un haiku es esencialmente nada si no conlleva una reflexión profunda, esto es, lenta, y esto no se puede conseguir si se incluyen un montón de haikus esparcidos como si tal cosa. Es algo similar lo que ocurre con esos textos “inconexos” que rellenan las agendas. Estos textos son tremendamente útiles para el que los ha creado o seleccionado o leído con profusión. Tremendamente útiles porque son el producto final de una elaboración propia. Claro que todos hemos escrito fragmentos inconexos y sin sentido, sólo para sacar pensamientos de la cabeza a brocha gorda. Yo le llamo escritura terapéutica. Pero sé que esto lo hago sólo para mí, son el EFECTO de algo que me ha trascendido con profundidad, pero no pueden ser la CAUSA de otra trascendencia o profundidad, simplemente porque no están diseñados para ello. Son el testimonio de un camino que se ha recorrido y estos fragmentos son sólo pedacitos de un sistema mayor de pensamiento. El soporte material de algo inmaterial mucho más grande, son las virutas que caen al suelo mientras se hace la escultura, o la parte material de la escultura que no es la escultura en sí. Son fases, etapas, pruebas. Para el que los lee descontextualizados, (como las citas en los sobres de azúcar, los nicks en el messenger, los calendarios de mantras) no son NADA. Lo que yo planteo es que en lugar de eso saquemos a la luz una SÍNTESIS, destilación de la vida, de todo ello. Es cierto que un fragmento mínimo puede contener todo un universo, pero eso hay que prepararlo, y por prepararlo me refiero también al contexto de la comunicación.

Así que sí, yo abogaría por crear un algo oxigenado, lógicamente. Pero exigiré siempre una actitud de esfuerzo al intentar desentrañarlo. Si alguien se aburre leyendo, le diré que lo deje por ahora y vuelva luego. Si alguien se cansa, le diré que descanse, que piense en lo que lleva leído hasta el momento y luego lea un poco más. No tenemos prisa. Y sí, ya sé que a muchísima gente le dará igual, y no se interesará por estas cosas (supongo que por eso decías lo de “elitista”). No es elite el grupo que sólo se separa del resto por su pensamiento; no, si cualquier privilegio que obtenga puede conseguirlo cualquier otro sólo con desearlo; no, cuando no aspira a distinguirse del resto sino a compartir el tesoro que ha hallado con cuantos más mejor. Soy consciente de que será difícil, con eso también contaba, es evidente que el público va a comportarse igual antes que después de Garúa. Pero no vamos a hacer ningún favor a nadie rebajando el nivel de la comunicación “para que nos escuchen”. Eso sería como renunciar a comunicar un sentimiento profundo porque nadie quiere escuchar, y en su lugar conformarse con hacer ruido. Por favor, no debe haber más ruido, sólo voz entre el silencio.

En resumen: Las lecturas livianas permiten descansar, los “tochos de artículos” enseñan a vivir. Sí, hay que ser equilibrado, abalanzarse sobre las lecturas pesadas con demasiada ambición, en efecto, genera necesariamente fatiga mental y pérdida de capacidad. Por eso Ramon Llull pedía que no se leyeran más de tres páginas al día de sus libros. Por eso se inventan las “lecturas livianas”, las series de televisión, las pelis malas, los videojuegos, y, en cierta forma, la poesía fácil o los textos entretenidos. El problema acontece cuando intentas mezclar un concepto con otro.
Si no distingues, puedes pensar que tienes entre manos el sumum de la sabiduría y en realidad es sólo un prestidigitador de las palabras. Y si te piensas que puedes aprender alegremente, no escarbas todo lo que habría que escarbar en los “tochos” y acabas por no enterarte de nada después de tanto esfuerzo.
Equilibrado, sí, ponderado. Pero no mezclado hasta la amalgama homogeneizadora en la que no se puede distinguir una cosa de la otra. Porque la confusión sólo trae más confusión, y ella impotencia, y ella infelicidad. Y eso es justo lo que creía que queríamos combatir desde aquí.

Y si he realizado el esfuerzo de redactar esto, es porque mi preocupación no se refiere sólo al fanzine. De hecho, éste es el menor de los problemas. Por eso decía que creo que somos víctimas de un malentendido de base. Todo lo que he dicho sobre las “ideas duras” y las “ideas blandas”, es perfectamente extrapolable a los comportamientos, a las reivindicaciones, a los centros sociales. Yo pensaba que garúa pretendía ser algo serio. Y aún sigo esperando la luz que nos permita empezar a distinguir las cosas. Sí, ya sé que me diréis que no depende de nosotros, y que en unas semanas ya tendremos luz. Pero tengo la amarga sensación de que no se está haciendo todo lo posible. Y tengo la más amarga sensación de que si el local fuera un negocio y nuestro sueldo dependiera de ello, tendríamos luz desde hace meses. Eso me duele. Y que nadie intente decirme que la luz es sólo un detalle. La luz no es sólo totalmente necesaria hoy, la luz ha sido un símbolo y es el símbolo, es el comienzo porque antes que la luz no había nada:

2. Terra autem erat inanis et vacua et tenebrae super faciem abysssi et sipiriti Dei ferebatur super aquas. 3. Dixitque Deus fiat lux et facta est lux. 4. et vidit Deus lucem quod esset bona et divisit lucem ac tenebras.
(Génesis, 1 : 2,4)

Nada más.

Lamento tener que haber dicho esto por escrito, pero las palabras orales son mucho más difíciles de estructurar y no podría haber recordado todo. Y lamento no haber podido decir esto cara a cara porque pierdo capacidad de matizar, y podría parecer que estoy enfadado. No es así, en todo caso decepcionado porque veo que el proyecto que me ilusionaba se va por el camino que tantos otros perdidos han recorrido. Dicho a tiempo, podrá servir para que reflexionemos todos. No quiero suscitar polémicas absurdas porque no es momento. Sólo quería dejar constancia de esta preocupación. Hablamos.

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